Fui al templo hindú y a la antigua pagoda, en ninguno de ellos había huella alguna.
Fui a las tierras altas del Herat y a Kandahar, miré, Él no estaba en las cimas ni en los valles.
Resueltamente escalé la montaña de Kaf. Allí sólo estaba la morada del legendario pájaro Anqa.
Fui a la Caaba de la Meca, Él no estaba allí.
Pregunté por Él a Avicena el filósofo, Él estaba más allá del alcance de Avicena...
Miré dentro de mi corazón. En ése, su lugar, lo vi. No estaba en ningún otro lado.
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