Nadie alcanza la cumbre
de la montaña más alta
Nadie comprende este lugar misterioso.
Ningún santo, ningún sabio puede expresarlo
Nadie comprende este lugar misterioso.
Ningún santo, ningún sabio puede expresarlo
con la elocuencia
ni con el silencio.
Ni estudiando profundamente
llegaremos a ese lugar,
y si miramos todo el día
será como si no tuviéramos ojos,
y si escuchamos toda la noche
será como si no tuvieramos oídos.
Melodía de un arpa sin cuerdas
o de una flauta sin orificios,
esta música emociona los corazones más frios,
su armonía sacude el espíritu más irónico.
El sujeto y el objeto desaparecen,
la actividad de los fenómenos y la profundidad
de la sabiduría se amodorran.
Desaparecen la ansiedad, los proyectos y los
cálculos,
se deja de pensar.
Cesa el viento, desaparecen las olas,
el océano se calma.
Al atardecer se cierra la flor, las gentes se
marchan
y la paz de la montaña vuelve a ser profunda.
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