Más de una vez en la vida me ha asaltado esa sensación. Ganas de salir corriendo.
Ante sucesos desgraciados, planes que se frustran o simplemente ante el hastío, estar cansado de que pase siempre lo mismo, estar cansado de ser “uno mismo” todo el tiempo, eso es insoportable! Hablar siempre del mismo modo, pensar siempre del mismo modo, una sensación de cansancio que a veces alcanza a desesperar.
Salir corriendo se presenta a veces como una opción atractiva y hay quienes la toman casi de manera permanente. Corren y corren sin parar y cambian de país, de trabajo, de amistades, de intereses, se tiran de cabeza en cada una de esas cosas para acabar siempre corriendo hacia otra nueva, hacia la próxima y así una y otra vez.
Es linda la sensación de correr, el viento en la cara y los viejos que van quedando atrás y se transforman en ecos cada vez más lejanos, se van apagando hasta desaparecer. Y qué aparece ante nuestros ojos? Nuevos y fascinantes lugares que, un tiempo después, empiezan a parecerse demasiado a aquellos otros que quisimos dejar atrás.
Dicen en el oriente que es la mente la que impulsa al ser humano a correr permanentemente detrás de algo. Pero también dicen que a todos los correderos les llegará, en esta vida o en otra por venir, un momento de inspiración, una magnífica oportunidad.

Y hasta podrá reírse de sí mismo y de todo lo que ha hecho. Se verá como un niño que llora porque no le compran caramelos y que cuando consigue los caramelos llora porque no lo llevan al cine y que cuando lo llevan al cine...
Experimentará entonces que a pesar de que cree haber recorrido enormes distancias, escalado montañas, atravesado valles y surcado ríos; siempre ha estado en el mismo lugar. Nunca se movió un centímetro.
Esa conclusión no le resultará desalentadora, pues al mismo tiempo descubrirá que hay una sola cosa que vale la pena buscar. Que el error consistía precisamente en pensar en lo múltiple, en creer que había muchas cosas cuando toda la creación existe y se sostiene por una sola. No es necesario correr para buscarla.
Algunos llaman a esa única cosa: Verdad. Otros la llaman Realidad, hay quienes la llaman Dios y en la China la conocen con el nombre de Tao. Personas de muy diferentes lugares, religiones y creencias la llaman simplemente Amor y dicen que cada individuo puede encontrarlo únicamente dentro de sí mismo, en el mismo y exacto lugar en el que mientras el hombre corría y corría, él esperaba para ser encontrado.
1 comentario:
que lindo el programa de santa teresa :) ya extrañaba un poco de aire oriental
Maria
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